Actualizado el 07/07/2023

Inteligencia  emocional infantil y  adulta

Existe una diferencia entre ambas inteligencias pero no es precisamente que una excluya a la otra. Tampoco es que una sea mejor que otra o que un adulto haga todo lo correcto y un niño lo incorrecto. En realidad hablamos de la forma de pensar de cada persona en distintas etapas de su vida.

Existe un artículo donde se habla de que un niño quiso ir a una fiesta usando unos zapatos rosados con estampado de cebra. Al preguntarle a su madre si podía usarlos ésta le dijo que sí.

Cuando llegaron a la fiesta todo sus amigos dijeron que les gustaba sus nuevos zapatos. Pero qué pasó con los adultos… Pues más de uno le dijo a la madre del niño que hacia mal en apoyar sus tonterías y que ese comportamiento lo volvería homosexual.

¿De qué estamos hablando? Mientras los niños no lo juzgan los adultos si lo hacen, mientras los niños lo aceptan y juegan con él los adultos piensan en infundirle creencias inadecuadas. Hay momentos en los que un niño puede reaccionar de mejor forma que un adulto.

Precisamente porque cuando se es niño aún se tienen miedo al rechazo, se piensa que todo está bien y no se tiene en mente rechazar a los demás.

Cuando la madre y el niño regresaron a su casa ella le preguntó qué le había gustado del par de zapatos y él le respondió que le gustó por el diseño de cebra porque le hacía sentir que estaba en un safari. Una respuesta bastante alejada de la que algunos padres pensaban, ellos se fijaron más en el color rosa que en la propia razón del niño.

Actualmente las personas dependen mucho de la opinión de los demás, sobre todo los adultos. Creen que al haber ciertos estándares deben de mantenerse fijos a estos olvidando incluso si es que se sienten cómodos o si es que siguen sus propias creencias.

Afortunadamente los niños son diferentes, ellos no se fijan en la opinión de los demás, ellos hacen lo que creen que es correcto y siguen sus propias creencias. Pero ustedes se preguntarán cómo es posible que exista tanta diferencia si es precisamente un adulto el que cría a un niño. Simplemente porque los niños no piensan cómo los adultos, ellos hacen las cosas porque creen que están bien.

Otro ejemplo bastante claro es la expresión de afecto. Un niño de 5 años por ejemplo puede darle un beso en la mejilla a otra niña porque siente que le gusta y luego se vuelven novios. En cambio, cuando uno ya es adulto no se puede hacer eso porque te tomarían por loco o te acusarían de acoso sexual.

Primero debes de conocer a la persona, salir, ver si funciona y hay química para luego ser pareja.

Es por el párrafo anterior que más de uno desearía volver a ser niño, porque no hay tantas explicaciones, tienes más libertad y puedes expresarte libremente sin que los otros niños te digan que está bien o mal. Un niño lo ve todo de forma más natural y hace todo de una forma más sincera sin terceras intenciones.

No muchos adultos pueden decir lo mismo, generalmente no todo lo que hacemos está libre de algo. Hay personas que siempre hacen algo buscando algún beneficio.

Recordemos que todos fuimos niños alguna vez, que todos hicimos lo que más nos gustaba sin ser juzgados, que nos sorprendíamos mayormente con casi todo. Hay que tratar de mantener a ese niño interior con nosotros y no olvidarlo, hay que llevarlo con nosotros para no olvidar que alguna vez nosotros también fuimos seres inocentes que reían por cualquier cosa.

Imagenes cortesia de «Stuart Miles»/ FreeDigitalPhotos.net

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